Παρασκευή 22 Ιουλίου 2011

GAZPACHO



Como buena sopa fría que es, el gazpacho suele servirse durante los meses de calor a lo largo y ancho de la geografía española, pero es tal la pasión que levanta este plato que muchos son capaces de tomárselo en pleno invierno si el cuerpo se lo pide.
De entre las distintas recetas y variantes del gazpacho, hay una que en cierto modo engloba y representa la idea del mismo, en especial fuera de España: el gazpacho andaluz. Éste es conocido por su tono rojizo, el cual otorgan los tomates -hortaliza base de su composición-, que en realidad no pasaron a formar parte del plato hasta el siglo XIX. Hasta entonces, se llamaba gazpacho a cualquier sopa fría de pan desmigado y vinagre, llevara o no hortalizas, las cuales se preparaban tanto en Andalucía como en el resto del país. Era un plato muy típico de los entornos rurales, degustado por jornaleros y labriegos día tras día, si bien su fama se hizo extensiva a cualquier ámbito de la sociedad española.
Pero el gazpacho que más se conoce hoy en día, como decimos, es el andaluz: se trata de una sopa de verduras que se sirve fría, y que consiste en una mezcla más o menos licuada de tomate, pimiento, cebolla, pepino, pan desmigado, vinagre, agua, ajo y sal. Lógicamente, cada cual lo puede preparar a su gusto, prescindiendo de algunos ingredientes secundarios o variando las dosis de, por ejemplo, el ajo o el vinagre, según se prefiera más suave o más intenso. Es típico también aderezar la sopa con las mismas verduras cortadas en pequeños dados, junto a picatostes de pan.
Las variantes que aún hoy se siguen preparando, como el gazpacho extremeño o el manchego, pueden encontrarse fácilmente en sus zonas de origen, al igual que todavía perduran esas recetas de las que, parece ser, surgió hace tiempo lo que hoy entendemos por gazpacho, como el salmorejo o el ajoblanco. ¡Y todas son deliciosas!

Δεν υπάρχουν σχόλια:

Δημοσίευση σχολίου